EL BRITANO CAPITULO 75

- Vamos, vamos, hay  que dejar  dormir  a la madre  del bebé. Está  cansada.  Ha  sido una mañana  dura  para ella  -  dijo  la señora  Lucila.

Pero  yo no sentía sueño  ni  estaba cansada  y no  quería que  Tomas  se  marchase de la habitación.  Solo  quería  adorar  al  bebé, mi hijo,  nuestro hijo, de  Edward  y mio.

- Bella , mi amor, ¿cuándo crees  que  tomará  leche  el  bebé? -  me dijo  Edward  mirando  al niño  con amor .

- Creo que cuando tenga hambre , él  nos lo dirá.  Llorará. Eso  hacen  los bebés.  Edward  necesitaré  unos pañales  y la ropita .

- Ahora lo traeré,  es que quiero verle un rato más -  Edward  se recostó  en la silla  a mi lado y nos sonrió.

- No  hagais  ruido y solamente  un momento.  Bella  tiene sueño -  dijo la voz de  Marcelo.  Los  niños  querían entrar  a  ver  al bebé.

- Podeis  verle niños - dije  yo  destapando  a mi hijo para que lo vieran.

Se  acercaron de puntillas y rodearon la cama para verle.

- Es  muy pequeñito. Casi no se ve - dijo Nela

- Claro, es que es un bebé  tonta  y los bebés  son así -  dijo  Bernabé.

- ¿Cómo se va a llamar ? - preguntó  Cosia.

- No sabemos  cómo se  llama el bebé....

- Se  va  a  llamar   Edward  Marcelo -  anuncié  muy orgullosa. - Edward  por su padre y   Marcelo por nuestro benefactor.
( secretamente  me hubiera gustado ponerle  Jesus  al niño,  pero después  tras mucho pensarlo , decidí  que cuando  tuviera que llamarlo me recordaría a Jesus, y yo solo quería que hubiese  un Jesus  en el mundo .  Es un lio, lo sé )

Los  niños se fueron pronto  y  Tomas  se fue con ellos  porque  la señora  Ane le dijo  que  había  pastel   para  la comida. Nos  quedamos  solos  Edward  y yo con el bebé.

- Cariño si  tienes sueño  puedes dormir. Me quedo yo vigilando al  niño... - dijo  Edward.

- No ,  no tengo sueño, pero  quiero que tú  también te acuestes a mi lado . Vamos  a  hablar del bebé.

- Sí, amor.....

Edward  se  levantó y se lavó la cara  y las manos  en una palangana  de agua limpia  que había en el dormitorio.  Se  puso una túnica de lana limpia  y se acostó a mi lado.

- Es  hermoso,  se parece a ti - dijo  Edward  extasiado  mirando a nuestro hijo.

- Pero en el pelo  y  en la cara  se parece  a ti - dije  yo.

- Pero  tiene tus  ojos  y  el color  de tu piel.

- Ja, ja,ja  se parece a los dos.

El bebé giró la cabecita y parece que esbozó  una sonrisa  diminuta  al escuchar mi voz  en un tono más alto.

- Sí  hijo,  esta  es tu mamá,   y es  una hermosa  mamá - dijo  Edward.  El  niño estaba acostadito   en medio  de los dos.  Edward  se giró con cuidado, cogió mi mano  y  la besó.

- Edward, ¿crees  que tendré  leche  suficiente  para que el niño se alimente? - le pregunté  dudando.  Aunque  mis pechos eran pequeños  en comparación con otras  mujeres   que  habían  parido,  ultimamente habían  aumentado bastante de tamaño,  pero  no creia yo que pudiera haber  leche suficiente  para el bebé. Los  bebés  tomaban leche  cinco veces al dia, me  había dicho  Ane.

Edward  me acarició la cadera  con la mano izquierda  y   subió hacia arriba  para  acariciar  mi  cara.

- Claro  que sí, amor.  Solo tienes que alimentarte  bien  y comer  mucho  y estar todo  el día  tranquila   y recostada   en  la cama.  Y  tendrás  mucha leche .  Lo dijo  Ane.

- Pero  no quiero pasarme todo el día  en la cama  como  una  inútil - protesté -  He de cambiar los pañales  al bebé y lavarlos  y encargarme de su ropita.

- Bueno, bueno....dentro de un par  de días  te  levantas,  pero  ahora  he de cuidarte  Bella ;  estás  recien  parida,  mi amor....  - me dijo mirándome  con  esos  ojos  que  me hacían  estremecer   de amor.

- Edward  te  amo-  dije  respondiendo  a su mirada.

- Y yo  te  adoro.

Entonces  el niño  se movió, gimió  un poco  e hizo un intento  de llorar, movió  sus  manitas....

- Hijo  mio,  también te adoro- dijo  Edward  ,  y  le dio  un beso  en la barriga.  Después  se inclinó hacia mi  y  nos  besamos  en los  labios,  dulce  y lentamente.

- Voy  a por la ropita  y  los pañales

- No  tardes -  dije  mimosa -  tenía unas  dulces ganas  de seguir  besando  a mi  esposo  Edward.