EL BRITANO CAPITULO 72

A pesar   de  que  el invierno  fue frio,  y vi por primera vez nevar en las cercanas   montañas  , se me hizo corto pues yo  estaba impaciente por el nacimiento del bebé ,  esa criatura  fruto del amor que Edward  y yo  sentíamos . Un amor alimentado por nuestra fe en Jesucristo.

Durante  todo el invierno  seguí teniendo mis encuentros con el Señor bajo  el pino de la colina.  No se lo había dicho a nadie, solamente  a Edward ,  y él  me creía ; pero nunca me acompañó hasta  la colina . Confiaba en mi y me dejaba ir sola   hasta allí ,  que normalmente era  a primeras  horas  de la mañana .  Y  ocurría allí algo sorprendente , y  era  que a pesar del frío , allí bajo el pino, en el pequeñito prado, las  flores seguían  vivas y  floridas  como en primavera ,  y no hacía frio cuando el Señor  estaba  junto a mi,  sino  que un calor confortable emanaba de  él  y me hacía sentir  dichosa.

Preguntarle,  le pregunté  muchas cosas  pero  no las contaré ahora , sino más adelante , en estas memorias  que escribo  para  mis hermanos y hermanas en  la fe.

Para no alargar más el maravilloso momento  en  que di  a luz  a nuestro hijo,  diré  que el pino  verde tuvo mucho que ver....

Una mañana después de desayunar fui a recoger unas hojas  de pergamino  al despacho de Marcelo, para preparar  las clases de los niños, porque  aunque estaba en avanzado estado de gestación, yo seguía dando clase a mis niños.  De repente sentí un agudo dolor en la   barriga   y una  voz  me dijo :

                                                   " Es   la  hora  "

Sabía  muy  bien  de quien era  esa voz.  Llamé  a la señora  Lucila  que se había mudado a vivir a la granja    y se había convertido en una devota creyente.

- Señora  Lucila, vengaaaaa  ! - grité.

Pero apareció  Edward  en ese momento.

- Bella , mi  amor, por qué gritas ?

- Ya  está aquí  , el bebé llega. !!!

- Dios  Mio, cariño,  yo te llevo a la cama !

- No, en la cama  no. Quiero  ir al pino de la colina !

- Pero  que dices ! - exclamó  Edward.

- Quiero tener el bebé  en la colina  ahora !! - grité.

- Pero cariño  ¿estás loca?  Tendría que llevarte en brazos hasta allí.

- Quiero tener el niño allí  y si no me llevas  me iré yo sola !!

Vi  que  Edward  se ponía blanco como la pared  y me dijo :

- Está bien,  pero creo que  me estoy mareando.....

- Si la niña dice que hay que ir allí  es porque hay que ir allí-  exclamó la señora  Lucila apareciendo en ese momento.

- Vamos deprisa, Edward.  El niño  llega !