EL BRITANO CAPITULO 67

Me sentía culpable por no haber pensado en la señora Lucila todo este tiempo,  y ahora me la imaginaba allí en su posada , esperando nuestra carta.

- Yo me acordé de ella, Bella , pero como no sé escribir  pensaba que tal vez... - me dijo Edward  un poco avergonzado -  Pensaba decírselo a Marcelo  pero  se me olvidó...

- Le escribiré  ahora  mismo.

Cogí papel  y tinta  y una pluma  y puse :

                                  "Para la señora Lucila  y  el señor  Marco
                                    de  Mallorca.
                                   
                                    Querida señora  Lucila, somos Bella  y
                                    y Edward , estamos en la granja de nuestro
                                    amigo Marcelo, en Hispania,  cerca de
                                    Cesaraugusta. Somos felices y estamos bien.
                                    Esperamos que esta carta le llegue pronto."

Esperé  que la tinta se secara, después enrollé la carta , la até con una cinta y se la di al  conductor  del carro.

- Es  para que la lleve al correo, para  Mallorca.

- ¿Cuál  es la dirección? -  me preguntó sacando un saquito de tela con una placa de madera  cosida .

- Taberna de Marco  y  Lucila,  Mallorca.

Escribió la dirección en la tablilla, metió la carta dentro del saco y lo cerró.

- Muchas  gracias - le dije  y le di una moneda.

- No, por favor, los amigos de Marcelo  son mis amigos.


-Insisto,  quiero pagarle-  respondí  con una sonrisa.  Entonces  cogió la moneda,  se  despidió  y fue a enganchar  los caballos al carro.  Edward  le  ayudó.

Los niños seguian jugando con Marcelo. Parece que habían escondido una  pieza de madera  y le habían vendado los ojos a Marcelo.  A eso  le llamaban  gallinita  ciega. Marcelo se movía por la habitacion  siguiendo  las  órdenes  de los niños  hasta   que encontraba el objeto .

Me dispuse  a ayudar a Isra  a recoger la mesa  y fregar los platos  pero Edward  no me dejó hacerlo.

- Estás cansada, no has dormido casi nada  en los ultimos días  y deberías echarte un poco  en el diván. Yo  ayudaré a Isra.

- Tú  también estás cansado -  protesté.  - Tampoco  has dormido nada.

- Pero  tú necesitas descansar más  que yo.

Lo vi desaparecer  por la cocina   y me tumbé pensando que en la casa había muchas tareas  que hacer   para tres  mujeres solamente.  Es  cierto  que  cuando   había  colada,  los lunes , venía una señora  y su hermana  a ayudar con la ropa,  y las dos  lavaban  toda la ropa  sucia. Pero durante toda la semana  Isra  y Ane  se encargaban de todo pues a mi  pocas cosas me dejaban hacer . Y no era solamente  porque yo estuviera embarazada  sino porque creo que sabían  o habían averiguado que yo habia sido una gran señora rica.  Yo intentaba fingir   y ser humilde  pero supongo que había algo en mi cara  o en mi forma de andar   que me delataba.

Me  quedé dormida enseguida y me desperté  en mi cama , en mi casita , sintiendo los dulces labios de Edward.

-¿Qué  hora  es ? -  pregunté.

- Es la  hora de cenar,  por eso  te he despertado.

Alargué mis brazos hasta él  para  saborear  más  su boca.

- Me  quedé  dormida  y....

- Te llevé  hasta  aquí  y estabas  profundamente dormida. Eso  me alegra,  asi  has descansado.

-Me  mimas  mucho -  le dije -  Cada  vez  voy a querer  más y más  tus mimos ....

Nos  besamos de nuevo....

- Yo  estoy encantado de mimarte .  Hay  sopa,  fruta  y leche para cenar .

-Qué bien... aunque en este momento el único alimento que quiero  eres tú.

Me  levanté y  fuimos a la cocina  para  cenar .