domingo, 7 de julio de 2013

EL BRITANO CAPITULO 80

Cambié el pañal a mi hijito y aproveché para ver su lindo cuerpecito y deleitarme con la hermosura de su piel.  Los  niños de la casa volvieron a entrar  para darme las buenas noches  y ver al  bebé. Ya era la hora de la cena e iban a cenar y dormir , pero no pudieron dejar de pasar a verme . Todos me dieron un beso y me desearon  buenas noches.

Mi hijo estaba despierto y en cuanto los niños se marcharon me dediqué a mirar sus ojos . A pesar de que era un recién  nacido, me miraba  con sus  ojitos.  Sin darme cuenta me puse  a cantarle una nana :
                                               
                                                 mi amor, eres mío
                                                 te quiero con todo
                                                 mi corazón.
                                                 Mi amor  eres mío
                                                 te amo con
                                                 mucho amor.

Me di cuenta que había improvisado esa cancioncilla . Nadie  me había cantado nanas  o por lo menos no lo recordaba. Mi madre  había muerto cuando yo era pequeña y mi  ayo  Bruno no solía cantarme. Sólo me acunaba en sus brazos  cuando yo tenía miedo. Bruno fue mi consuelo cuando yo era pequeña y estaba enterrado en el jardín  de nuestra casita , rodeado de flores , esperando la resurrección prometida por  Jesus.  Me  puse a pensar la cara que habría puesto Bruno al verme convertida  en mamá y con un bebé, y me puse a llorar . Las lágrimas  resbalaron por mis mejillas  y en ese momento entró  Edward  en la habitación.

- Bella, mi amor.... ¿qué  pasa?

- Nada  Edward , estaba pensando en Bruno y en lo feliz que sería  viendo a nuestro hijo.

Se acercó a mi, se recostó en la cama  conmigo  y me acunó con su poderoso brazo viril  y masculino .  Yo sostenía al bebé junto a mi seno  y era como si nos acunase  a los dos a la vez.

- Sí, se habría  puesto muy contento  al verte  convertida en mamá.

- El  murió feliz, ¿verdad  Edward ? -  le dije  recostando mi cabeza en su hombro - y  ahora  está aquí  enterrado en nuestro hogar.

- Sí, mi amor,  Jesus  cuida de él  y algun día le veremos de nuevo.

Nuestro hijo  emitió un dulce gemido  y miró a su padre , Edward lo acarició con el dedo índice.  El bebé   sonrió.

- Me ha sonreido  Bella !  ¿crees que los bebés  tan pequeños pueden distinguir  rostros ?

- Yo creo que sí  Edward .  Nuestro  hijo  es el bebé  mas listo  del mundo . Vino  a este mundo cantando.

- ¿Qué dices?

- Esta noche  te lo cuento todo.  Fue muy hermoso.

- Entonces estoy deseando que nos acostemos  y me cuentes  bajito  todo lo que viste durante el parto... porque yo sé que viste  algo especial . Y también  te quiero besar y acariciar , Bella.

- Edward... por qué no cenamos los dos en la cama  como cuando nos casamos, ¿recuerdas? Cenamos en aquella habitación escondida...

- Ya lo creo que me acuerdo  Bella y hasta  recuerdo lo que cenamos . Fue nuestra primera noche - dijo  guiñándome un ojo - Voy a la cocina  a por la cena y regreso.

Se despidió con un suave beso en los labios .



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