Nos despedimos de nuestros amigos cristianos y el nieto de Lucano dio una bolsa de dinero a Edward. Salimos por la trastienda y regresamos por el pasadizo subterráneo , pero esta vez abrimos otra puertecita , subimos unos peldaños esculpidos en la roca y aparecimos en un jardin . No tenia ni idea de que esa zona de Roma tuviese tantos pasadizos . Habia oido decir a mi padre que esos túneles se habian construido durante las guerras civiles entre César y Pompeyo , para que la gente importante pudiera esconderse y huir, aunque yo siempre habia pensado que esos túneles no existian . Y ahora resulta que los utilizaban los cristianos.
Ya era tarde y no habia casi gente en el jardin, asi que pudimos pasar desapercibidos . Estaba muy cansada y hambrienta pues no había comido nada desde el desayuno. No podia andar ni un paso mas y no sabía a qué sitios iba a llevarme Edward. Pero él pareció escuchar mis pensamientos pues dijo : " Mi amor ahora cenaremos y podremos descansar ".
Al lado del jardin habia una taberna y entramos. Edward sacó un trozo de tiza de su bolsillo y dibujó un pez encima del mostrador de madera. El tabernero nos sonrió y nos llevó a una habitación trasera.
" Aquí podeis estar cómodos. Nadie os molestará. Bendito sea Jesucristo ", nos dijo. Me quedé sorprendida, parece ser que habia cristianos por toda Roma. El hombre cerró la puerta y Edward echó un cerrojo por dentro. La habitación era grande y parecía limpia. Habia una cama, una silla con ropa, una mesa con una vasija para lavarse , dos cubos de agua limpia y otra mesa mas pequeña con comida !
Edward abrió una puerta dentro de la habitacion y dijo : " Aquí también hay un retrete ". Era como los que habia en los baños públicos. Tal vez en otra epoca esta habitación habia servido para ocultar a algun personaje importante , un senador o un patricio. Necesitaba orinar urgentemente y me encantó poder utilizarlo. Edward también entró después de mi. Luego nos lavamos las manos y la cara . También me quité la túnica que estaba llena de polvo de los pasadizos y me puse una limpia que habia encima de la silla.
" Vamos a comer algo, que te tengo todo el día sin comer " , dijo Edward. En la mesa habia un hermoso pan blanco , queso, manzanas , dátiles y tortas de harina y miel. Abrí los ojos hambrienta. Nos tumbamos en la cama y comí una gran rebanada de pan con queso y una manzana que Edward partió con su cuchillo. Edward también comió lo mismo que yo. Sabía que era una tradición entre los recién casados comer tortas de harina de trigo y miel ; simbolizaba la dulzura del amor. Edward partió un trozo de torta y me lo dio. Después me recosté en su pecho duro y protector y le pregunté :
" Edward ¿cuanto tiempo estaremos aquí? "
" Sólo esta noche y mañana huiremos a otro lugar ", me respondió.
" Pero.... si mi.... el que era mi marido nos encuentra ¿qué vamos a hacer? Él podria ordenar que te matasen ", le dije.
" No soy su esclavo, Bella.... En realidad soy tu esclavo. Tú me compraste ", me respondió.
Yo me asombré por su despreocupación. Mi marido tenia potestad para castigarle, azotarle, mutilarle o algo peor como la crucifixión ; y cuando pensaba en eso parecía que taladraban mi corazón.
" Bella, mi amor, sé lo que estás pensando . No tengas miedo . Sé que no puedes creer todavia en EL pero EL está con nosotros y nos protege. Voy a contarte la verdad desde el principio...
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